Harta. Harta. Harta de mí. Cuánto tiempo embargado esperando. Ya corro. Ya vivo sin hidratos de carbono. Ya me importa un rábano lo que opine de mí casi todo el mundo salvo media docena entre consanguíneos y putativos. Ya soy productiva y tengo algún plan al respecto. Queda atajar también la percepción autosubjetiva y voilà, renacimiento mariano.
Y dedicar estas palabras a otra cosa, al hedonismo quizá. A la vida pero sin tanto ombliguismo del triste. Ahora hay que ponerle ombliguismo endorfino y tal.
Hoy querida audiencia, o sea Rachel, vamos a intentar asomar el flequillo por el ventanuco, después el jeto, luego el muslamen y quizá mañana el representamen. Y que lo curta el sol, carajo, que estoy verde de tanta casa y tanta química.
Hay que bailar esta canción sin parar, sin poder parar. Y dejarle claro a Nacho
Vegas que está jodido con nosotras, la llevas claro, triste, que eres un triste.
Conozco a un triste que al menos hace canciones divertidas. Eso sí que tiene mérito.
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que difundió nuestro becario
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(esposa) de cuatro bulos mal pergeñados por nuestro becario de 23 años,
Dieguito D...
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