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viernes, 18 de junio de 2010

HIPOTÁLAMO AVIAR

Esta cuesta es más empinada de lo que parecía, qué chunga. Parecía un rato o un inconveniente. Y ha resultado ser un gran problema estructural. ¿He dicho estructural? bah, reconozcámoslo, es un puto problema hormonal. La vida es un puto problema hormonal. La vida de algunas mujeres es un puto problema hormonal. Up & Down ¿Cómo no existe un dúo de pop con este nombre? ¿Existirá? Probablemente. Ya lo dijo Nick con buen criterio, "cuántos problemas nos ha generado el pop" ergo alguien habrá tomado buena nota.
El caso es que me siguen haciendo gracia los chistes sobre alteraciones glandulares. Tienen ese punto de veracidad que universaliza el mensaje. Reconocerse es una buena ducha aunque contenga la mala baba que los autores de chistes necesitan.

¿Por qué tienen la regla las mujeres?
Porque por algún sitio tenían que explotar las muy chifladas.

Son díscolas las hormonas. Imprevisibles, silenciosas, tercas. Pueden conseguir que saltes de alegría por trincar lo que a ti te parece una ganga, claro, pero básicamente reparas en ellas cuando te ahogas de llanto porque no recuerdas, qué se yo, dónde aparcaste el coche.
Repaso el motivo de llantos idiotas, literales, metafóricos o aplazados y reconozco que me siento como una hormona viviente, qué cruz, gensanta. Dice mi amiga A. que consulte un médico nutricionista que, a ser posible, diagnostique a través del iris, por lo visto son muy buenos detectando feromonas díscolas. Hay que ver qué cosas tan raras hace la gente.
No hay que consultar mucho. Hay que aceptarlo y se acabó. Celebro, al menos, que pocas veces doy por saco con mis hormonas al de enfrente. Quizá por eso se multiplican estos accesos de pena… quizá debería empezar a salpicar, dicen que libera.

lunes, 14 de junio de 2010

SINSENTIDOS

A ver que yo me entere...
Si oigo mal por la sordera súbita, si en la última guerra las bacterias han conquistado mi gusto y mi olfato y la conjuntivitis ya no escuece pero no veo tres en un burro ¿soy un ser sin sentidos?
Me queda el tacto, intacto.
Me da la risa.
¿Quién le ha quitado el puesto al sentido del humor? ¿Por qué no es un sentido el único de aquéllos que ayuda a relativizarlos todos? ¡Qué mal recuento de la estructura corporal hicieron los clásicos! ¡Qué olvido más tonto!
Reclamo su espacio para el sentido del humor. Tan necesario como escaso si lo buscas verdadero.
Para distinguirlo del chiste o la ocurrencia están las desgracias. Si consigues esquivarlas a mandíbula batiente es que es. No lo es si la mandíbula bate o abate al contrario, no es aunque lo parezca.
Tengo dos sentidos y siento que son de los mejores. Toco. Río. Soy.

sábado, 12 de junio de 2010

DISPERSIÓMETRO

Estoy en saber qué tuerto me dedica sus miradas. Más cíclope que tuerto ha de ser el jodío que me satura de virus y me gasta ciber bromas y cenas con sal y me mira de lejos aunque aliente en mi cogote.
Los días se van y no enfoco. La cabeza sigue trotando hasta capitales y hasta letras capitales. Tantas horas sin acción esperan su turno que ya hasta es divertido no hacer. Tengo un amor nuevo que se llama E., cómo has podido estar ahí arriba sin que te diera una oportunidad. Ahora leo solamente a golpe de confianza. Ganas de aprender. Eso sí, eso, afortunadamente, sigue siendo un minúsculo motor.
Parece que este cuerpo quiere llamar mi atención, hala, ya te hago caso chiquitín.
El señor elegante ha vuelto a llamar. Transmite calma, sube la autoestima y propone retos, citas y proyectos.
Aunque la dispersión sea profesional algo bueno habrá en tanta parada técnica.

miércoles, 9 de junio de 2010

LOS COMBATES COTDIANOS

Manu Larcenet me ayudó a dormir ayer. Se queda una más tranquila tras leer una historia que también acepta que casi todos tenemos miedos parecidos y que sólo se resuelven con reflexión y sufrimiento.
Lo que no cuenta este magnífico álbum es que hay afortunados que no pasan por el trance de mierda de no encontrar la manera de salir a flote. El sufrimiento seguramente es pedagógico pero la ignorancia, a veces, es infinitamente más ilustrada o al menos más entretenida.
Si ya lo dices tú, Larcenet querido, combates cotidianos… qué perezón levantarse y combatir...