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miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿DÓNDE ESTÁ LA SEGURIDAD?




Las mentes dispersas diseminamos cualquier decisión. Con las lecturas nos pasa un poco lo mismo. No te da una temporada por la cosa esa del realismo mágico y otra por el ensayo, sino que te aventuras a unas páginas por motivos diversos y dispersos. La última elección fue por el título. Bueno, ayudó también confiar en las magníficas elecciones de lo que editan Los Libros del Asteroide, pero básicamente me lancé a por un sugerente "En lugar seguro".
Pero claro, una cosa es la acción de consumo y otra la inmersión en las historias. Supongo que esperaba claves sobre dónde está ese lugar (que a la fuerza ha de ser común) o cómo reconocerlo entre tantos otros. Y no volví a pensar en ello hasta que la historia acabó con un "¿Sí?".
Esas dos letras dicen más muchos finales pomposos. Anoche pensé en mi lugar seguro. Lo tengo, lo disfruto y lo aprecio. Y es sorprendentemente parecido al de Sally y Larry y al de Charity y Sid.

Sobre la Amicitia hay aforismos, novelas, canciones, greguerías y tratados filosóficos. Pero la comprensión de ninguna de esas construcciones, ni el delicioso diálogo de Cicerón del que sólo he probado fragmentos, es comparable a la seguridad, la calma y la dicha que proporciona saber qué cimenta tus relaciones más preciadas.

En lugar seguro estás cuando estás con quien no te traicionará. Pase lo que pase.

lunes, 13 de septiembre de 2010

DÍAS Y NUEVES

Hay días en los que lo único que puedes hacer es rendirte, saber que duran lo mismo que el resto y confiar en que lleguen esas otras jornadas, las que borran, nivelan y espantan horas inútiles.
A esos días ya sé ponerles remedio. Aunque, cada vez que llega uno tenga tentaciones de afrontarlo como si no hubiese mañana. Sí lo hay. Lo hay siempre salvo el día en que palmas. Y ese día - vale, ya sé que depende del caso- tampoco lo sabes de antemano, así que si no hay mañana tú estás ignorante viviendo la clase de día que te toque.
Hoy sólo tengo un paseo largo, unas palabras bonitas y una certeza de esas muy cortas. Se dilata mi triada melancólica y lo poco que puedo hacer es dejar que lleguen las 9. Ese gran número me sacará hoy a unos gin tonics y puede que a un par de buenas carcajadas.
Ese número iba a ser mi año y mi seguro. Iba a ser un mes, una celebración. Una semana pensé, quizá una pequeña fiesta. Intenté que fuera al menos un día… pero aquel 9 tocó uno de esos días en los que lo único que puedes hacer es rendirte.

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